Convocatoria

Estimado Colaborador/a: Le comentamos que estamos preparando una edición multimedial que analice las principales tendencias de la economia argentina especialmente en el período 2001-2011. Sabiendo su expertiz en la materia, le pedimos aporte con material para nuestros espacios, con columnas de notas (4000 caracteres aprox), una columna radial o un video (3 minutos) o un debate (tambien radial o tv) entre dos o tres posiciones (5 minutos). Podrá postear el trabajo en http://laeconomiasegunlanovena.blogspot.com/ a través del mail clave

martes, 29 de noviembre de 2011

Los tiempos modernos por Alejandro Krojzl

Los tiempos modernos por Alejandro N. Krojzl

    Hoy vamos a criticar tres puntos clave de la economía kirchnerista: la emisión monetaria, la creación de planes sociales y el impulso a las industrias.
    En primer lugar tenemos la gran emisión monetaria de este gobierno. En 2009 se incrementó como consecuencia del déficit fiscal real y el aumento del gasto público. Esto es lo que generalmente se hace cuando, justamente, el gobierno de turno quiere cubrir su déficit y pagar gastos públicos. Pero esto incidió en la economía nacional ya que este gobierno no tuvo con qué respaldar la emisión de dinero. Es decir, el Estado no tenía la suficiente reserva de dólares como para cubrir esta emisión descontrolada de dinero.
    Esto se relaciona directamente con el impulso a las industrias ya que, debido a la emisión monetaria se incrementa el gasto público. Este gasto público se utiliza generalmente para sostener el consumo, tal es el caso de los planes sociales y los subsidios. Curioso es el caso de estos últimos ya que, recientemente, la presidenta ha comunicado que ha de quitar subsidios al transporte público y agregará a los servicios públicos (tales como el agua, el gas, la luz, etc.). Pero por otro lado, el gobierno llama a rechazar estos subsidios si uno “no los necesita” porque podrían servir para los más necesitados.
    Por otro lado, desde este humilde espacio, creemos que la creación y aplicación de planes sociales debería ser una medida provisoria, un “parche” para conseguir tiempo y crear medidas más profundas. Tal es el caso del plan Conectar Igualdad, que ataca directamente a los déficits que tiene la educación mediante un estímulo hacia los estudiantes, brindándoles primero una herramienta para poder desenvolverse mejor en su etapa escolar y, luego, al terminarla le regalan la netbook a modo de premio. Por eso pensamos que los otros planes sociales, como el de Asignación Universal por Hijo, debería ser una medida provisoria mientras se estudian medidas más directas para atacar la desocupación.
    Acá entra en juego la tercera característica a evaluar: el incremento del sector industrial. Debido a las políticas impulsadas por este gobierno que apuntan al crecimiento de las industrias (como industrias de motocicleta en Córdoba o de ensamblado de partes de computadoras en Tierra del Fuego) ha incrementado mucho la tasa de empleo, disminuyendo la de desempleo y bajando los índices de pobreza e indigencia, del año 2003 al actual. Esta sí ha sido una medida efectiva para atacar a fondo la pobreza y la indigencia y es un ejemplo de medida de gestión pública. A eso apuntamos cuando decimos que tomar medidas como la creación de planes sociales es provisorio ya que deben estar sustentadas por medidas más profundas que puedan llegar a demandar tiempo para establecerse. Los planes sociales enmiendan el problema rápidamente pero no de una forma definitiva. Además, pueden sufrir recortes en un futuro cercano ya que son también subsidios del Estado.
    En conclusión, vemos como la situación económica del país avanza paulatinamente, aunque deberían hacerse ajustes para que el avance sea más pronunciado. Como nos decían nuestras madres cuando éramos chicos “hay que ponerse las pilas”.

LA ECONOMÍA ARGENTINA 2001-2011: LIBERALES VS. INDUSTRIALISTAS

Las tendencias económicas de los últimos diez años en la Argentina no difirieren demasiado de la clásica tensión en la que estuvo inmerso el país desde el comienzo mismo de la dictadura en marzo de 1976. En realidad, tras la caída del primer peronismo en 1955.

Es decir: el país vivió atravesado, desde el nacimiento del peronismo en 1946, por dos doctrinas contrapuestas: la liberal, por un lado (que habría que traducir como conservadora) y la industrialista, más al estilo keynesiano, con participación clave del Estado en la orientación económica. La doctrina liberal/conservadora basó toda su estrategia productiva en una economía cuasi pastoril: la exportación de granos y carnes eran el motor de las cuentas. "Con una cosecha nos salvamos", decían los argentinos a nivel popular, pero basados en el discurso imperante que bajaba desde la cima del poder.

Ambas doctrinas convivieron hasta la crisis brutal del año 2001. Que fue una crisis política antes que nada, pero que arrastraba todos los males del las políticas neoliberales impuestas por José Alfredo Martínez de Hoz (miembro de la más rancia oligarquía) y seguida desde el menemismo por Domingo Cavallo. La economía de los años noventa se basó en una irrealidad: la paridad uno a uno con el dólar, herramienta que Cavallo y los economistas de su tiempo llamaron "convertibilidad". La irrealidad era tal que la Argentina debió endeudarse con los organismos de préstamo internacionales muy por encima de sus posibilidades de pago. La convertibilidad era una bomba de tiempo que explotó en las manos del menos inteligente y capaz de los presidentes argentinos: Fernando de la Rúa. Este radical, que llegó de la mano de la izquierda progresista reunida en La Alianza, no se privó de cometer errores gruesos y su gobierno se derrumbó en diciembre de 2001, junto con la economía que, con matices, seguía siendo neoliberal. De hecho, su ministro de Economía fue Domingo Cavallo, ex menemista y el presidente del Banco Central durante la dictadura.

La crisis del año 2001 obligó a la dirigencia a ensayar nuevos caminos para remontar el desastre. A principios de 2002, la Argentina entró en default, es decir, en la cesación de pagos de la deuda externa; el desempleo creció hasta el 25 por ciento; la pobreza, un 50 por ciento y todo debido a la necesidad de devaluar el peso para sincerar la economía y poder reconstruirla a partir de bases reales. La devolución, no menos brutal que la crisis, fue del 300 por ciento. El nivel de indigencia pasó el 30 por ciento; y los bancos incautaron los depósitos de los ahorristas hasta poder hacer frente a sus obligaciones.

Esa fue la consecuencia de aplicar políticas neoliberales por más de 30 años.

En 2003 asume la presidencia Néstor Kirchner, un peronista crítico del menemismo y del liberalismo, y empieza a aplicar políticas neokeynesianas (es decir, con clara participación del Estado en las decisiones económicas) y lentamente el país comenzó a remontar su economía. Kirchner aplicó retenciones (impuestos) a las exportaciones rurales y al petróleo. Esas retenciones sirvieron para financiar con créditos al sector industrial, que comenzaba a vivir un proceso de "sustitución de importaciones" y a fabricar en el país lo que antes compraba en el extranjero.

En 2004 el país comenzó a crecer gracias a estas políticas intervencionistas. Desde entonces, y hasta hoy, la tasa de crecimiento (promedio) fue de casi 8 por ciento. Hubo subsidios a los sectores más débiles de la economía y de la sociedad, subsidios que recién a fines de 2011 fueron retirados gradualmente.

El resultado de estas políticas industrialistas fue asombroso desde el punto de vista de la expansión del empleo y a la hora de hacer frente a la crisis económica mundial la Argentina estuvo en mejore condiciones de resistir el embate.

De cualquier manera, la economía de la última década aún tiene muchas asignaturas pendientes. La pobreza sigue siendo un estigma social pero las políticas implementadas demostraron ser mucho más eficaces de las predicadas por el neoliberalismo en todo el mundo.   


Por Ana Capalbo y Luz Carrera

lunes, 28 de noviembre de 2011

FW: TP SOFIA BELSITO Y JUAN MANUEL CAMPANA

Profesor: revisando cómo había quedado el tp nos dimos cuenta que le habíamos mandado el trabajo preeliminar. 
Le envío adjunto el trabajo final. Sepa disculpar el descuido.
Saludos.


From: juanmacampana3@hotmail.com
To: ricardoromeroweb.lanovena2011@blogger.com
Subject: TP SOFIA BELSITO Y JUAN MANUEL CAMPANA
Date: Mon, 28 Nov 2011 22:12:52 -0300


Profe acá le enviamos nuestro trabajo practico de fin de año. Saludos, nos vemos mañana.

A favor y en contra de la Economía K. Por Juan Chevalier

Año 2011
En el siguiente trabajo práctico desarrollaré una opinión a favor y otra en contra del modelo económico kirchnerista en Argentina.

A favor

    El modelo Kirchnerista logró sacar a la Argentina de una profunda crisis, alimentada con las políticas económicas que se realizaron en los años ’90 que determinaron una recesión  que explotó a finales de 2001, y terminaron por provocar el fin de la Ley de Convertibilidad monetaria con graves consecuencias de crisis económica, política y social. Una de las más importantes fue la restricción a la extracción de dinero en efectivo de fuentes bancarias (conocido como el Corralito). En 2002, en parte por la devaluación que adoptó el país luego del default de la Deuda Externa  alrededor del 60% de la población pasó a ser pobre teniendo en cuenta los ingresos económicos y el producto bruto interno a precios corrientes de 268.697 millones de dólares en 2001 se redujo casi un 64% a fines de 2002. Una de las principales consecuencias que dejó la crisis de 2001 fue el agravamiento de la disímil distribución de la riqueza en comparación con los demás países de América Latina. A nivel nacional la pobreza alcanzó al 57,5% de la población, la indigencia al 27,5% y la desocupación al 21,5%.
En el 2003 asume el Presidente Néstor Kirchner al poder. Éste responsabiliza al Fondo Monetario Internacional por las crisis que vivió Argentina hasta el 2002. En un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2004, dijo:
"Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del Fondo Monetario Internacional para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios."
En el año 2005 se lanzó oficialmente la operación de canje de la deuda en default.
Indicadores de la pobreza y el desempleo lograron reducirse en forma importante desde 2002 con valores de pobreza cercanos al 60% y desempleo del 21,5% en el momento crítico de la crisis.
Desde 2003 a 2007, el país registró una fase de crecimiento económico con tasas que rondan el 9% (8,8% en 2003, 9% en 2004, 9,2% en 2005, 8,5% en 2006, 8,7% en 2007 y 6,8 en 2008), en parte debido a una política económica de dólar alto destinada a favorecer la sustitución de importaciones, que ha incrementado la competitividad de la industria argentina.

En contra

La economía kirchnerista siempre tuvo en cuenta la situación económica internacional, creando una manera de poder atraer el capital extranjero a cambio de lo que las economías de diferentes partes del mundo necesitan. El ejemplo más concreto es el de la soja. Me parece correcto que se tome en cuenta la necesidad de China por la soja, alimento básico en aquél país, pero en este momento se está realizando una explotación desaforada del cultivo de la soja. Se están dejando de lado otros cultivos, para justamente dedicarse a la soja, y también la ganadería está ampliamente perjudicada, ya que se utiliza el espacio de pastoreo para cultivar la soja. Una de las peores consecuencias es la desforestación de bosques autóctonos con el objetivo de utiliza las tierras para el cultivo, con la consecuencia de la erosión y desertificación de los suelos.

Economía Kircherista- de Martín Etcharrán (Diario Nuestro)

Lunes 28 de Noviembre de 2011

Economía Kirchnerista

    Martin Etcharrán

                                Diario “Nuestro”

 

    Repetidas veces se han escuchado críticas a la economía del gobierno actual, que se aumentan las retenciones, que se sacan los subsidios, que aumentan los precios, que la Argentina es un desastre, que la crisis va a llegar y será peor que la que enfrentamos en el 2001, sin embargo pocas veces tienen sustento. Por lo tanto como periodista incipiente  de un diario local como es este, seguí mi obligación e hice un análisis basado en datos,  en corrientes económicas y en la historia reciente económica Argentina.
    Como todos ya sabemos en el 2001 hubo una gran crisis económica que llevó a un deterioro enorme del poder y la credibilidad estatal, tanto es así que hubo 5 presidentes en una semana. Esta crisis llevó a niveles de desempleo y pobreza altísimos condenando a la sociedad Argentina a lo que parecía una pobreza crónica, sin embargo vemos hoy el estado económico, político y social del país y nos damos cuenta que esto no sucedió, cabe solamente preguntarnos qué es lo que nos salvó.
    Sucedió un cambio en el estilo económico que se venía imponiendo en el país, correspondiente al neoliberalismo que gobernó en la economía argentina por 30 años. Se pasó de un rol inactivo del Estado a un rol predominantemente activo, se transformó completamente la economía argentina, adquiriendo un Estado interventor. Fue así que se aplicaron las primeras medidas económicas: devaluación del peso, acumulación de reservas, aumentos salariales, aumentos del gasto público, impulso a las exportaciones del sector agrario y un importante impulso a las importaciones. Lo que generó fue una renovación del mercado interno, generando un mayor consumo y por lo siguiente una mayor producción.
    No se puede negar que estas políticas se pudieron implementar debido a la situación económica internacional, un punto clave fue el aumento del precio de la soja a niveles altísimos, lo que produjo en la Argentina un enriquecimiento del mismo nivel en el sector agrario. Estas exportaciones y otros factores permitieron que el Estado tuviera superávit fiscal y pudiera seguir invirtiendo en el sector público y así aumentar su gasto.
    Esta no fue ninguna innovación del actual gobierno, sino que es un eje central en la economía Keynesiana, que el gobierno Kirchnerista se atrevió a seguir podríamos decir a rajatabla. Esta dice:
PBI=C+G+I+(x-m)
x-exportaciones
m-importaciones
I-inversiones
G-Gasto Público
C-Consumo
    Como ya dijimos antes, hubo un gran incremento del gasto público, más del 30% anual, inversiones podemos poner como un ejemplo a los créditos bicentenarios, pero lo cierto e importante es que el gobierno Kirchnerista aplicó medidas directas en cada uno de estos puntos, generando así un gran incremento del PBI.   
Esto fue en el primer gobierno, el de Nestor, en el cual se le dio un gran privilegio al sector agrario, sin embargo el de Cristina fue bastante diferente en este ámbito, le dio un gran incentivo a la industrialización y tanto es así que hoy en día el 30% de las exportaciones del país son industriales o tuvieron algún grado de industrialización. Pero además del incentivo a otro sector, sacó un decreto por el cual se establecían unas retenciones mucho mayores a las del momento, provocando una disminución considerable en las ganancias del sector agrario. Por esto, la Argentina sufrió una gran confrontación entre sectores, “el oficialismo contra el campo”, que terminó en el congreso sin poder aplicarse el decreto y sin aplicarse ninguna ley que modificara el actual régimen.
Otro eje central del gobierno Kirchnerista fue la política aplicada respecto a la deuda externa, por la cuál se la decidió pagar haciendo canjes de más del 80% de ella, provocando una disminución considerable. Muchos sectores de la izquierda y de la oposición se expresan en contra del pago debido a que una parte de esta es “ilegal”, sin embargo gran parte de ella fue reconocida como tal y no es necesario pagarla.
Actualmente se critica mucho al gobierno por la inflación que hay en la Argentina y que sin embargo el INDEC insiste en que los datos que tiene son correctos y que la inflación es realmente baja. Muchas personas que escuchamos dicen que los precios están carísimos, que estos antes no eran tan altos, que la economía actual de las personas está cada vez peor, pero no se percatan que a pesar de que sea mucha la inflación, son mayores los aumentos salariales que recibieron a lo largo de estos años, por lo que el valor relativo de los productos en realidad es más bajo y no más alto. Estos datos se obtuvieron de clarín, que como sabemos está en contra del actual gobierno debido a la ley de medios audiovisuales, así que si un diario opositor escribe esto, debe ser verdad.
Podemos observar también varias fallas en las políticas Kirchneristas como son los impuestos indirectos, que no son proporcionales con la riqueza de las personas. Otra política necesaria sería subsidiar todos los elementos pertenecientes a las canastas básicas, o sacarles el IVA a los alimentos. Otra medida podría ser la reforma de la Ley de Entidades Financieras y una mayor distribución de la riqueza en la población.
Podemos concluir que a pesar de todas las medidas económicas que se hicieron, todavía queda un largo camino por recorrer, sin embargo estoy seguro que junto a este Gobierno que fue el que hizo posible una recuperación económica y política del país estos objetivos planteados en el anterior párrafo y muchos más se podrán realizar.
                           

Esa eterna bipolaridad. Mercedes Farías

Esa eterna bipolaridad…

A punto ya de cumplir dos períodos presidenciales del binomio matrimonial Kirchner Fernández (y con un tercer mandato a punto de comenzar), la historia los (nos) ha colocado en ese eterno péndulo antagónico de proyecto agroexportador vs. proyecto industrial.
En efecto, luego de la devaluación de la moneda de comienzos de 2002, el sector agroexportador había logrado un régimen cambiario muy favorable para la exportación de sus productos primarios. En ese contexto, favorecido, además, por la fuerte demanda internacional de soja desde los países asiáticos y el incremento de los precios internacionales, el sector había logrado una renta extraordinaria durante todo el período de gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). A comienzos del 2008, con Fernández de Kirchner como nueva Presidenta electa, el precio de la soja se disparó a niveles inéditos. En ese marco, el por entonces Ministro de Economía, Martín Lousteau, decidió incrementar el arancel de retenciones que debían abonar los productos agropecuarios, especialmente los vinculados a la exportación de soja, desde el inicial 35%, a un sistema móvil que fue fijado alrededor del 45% del total exportado, aunque dependiente de factores externos e internos que podrían modificarlos circunstancialmente.
Producto de estas decisiones, renuncia el Ministro; sin embargo, lejos de calmarse la situación, el conflicto continuó en la medida en que las retenciones fijadas no fueron modificadas. En ese contexto, el conflicto se fue polarizando: por un lado el Gobierno, y por otro, las distintas entidades representativas del campo. El primero sosteniendo que las retenciones eran necesarias para redistribuir el ingreso hacia los sectores más desfavorecidos; el segundo, alegando que las medidas eran injustas y confiscatorias, solicitando su abolición inmediata.
Y la historia que no cesa su efecto pendular: el modelo liberal que no resigna su permanencia desde mediados de los ´70, a la posición kirchnerista de desarrollo industrial inclusivo, rememorando el peronismo de las primeras épocas.
No hay mejor maestro que la historia, aunque es cierto que el maestro llega… cuando el alumno está preparado. Algunas posibles lecciones:
1. La historia nos enseña una y otra vez, que la economía no puede ser analizada sin su contexto político (a la manera neoliberal, donde las teorías sostenidas surgen “in Vitro”, asépticas; con mercados que funcionan siguiendo patrones de competencia perfecta e individuos que se comportan como seres puramente racionales que no sólo buscan maximizar sus ganancias y minimizar sus pérdidas de acuerdo a un orden estricto de preferencias, sino que controlan absolutamente toda la información disponible), sino que hay que texturizarlas, darles vida a la luz de los acontecimientos y circunstancias político-sociales del momento, con protagonistas que no siempre son racionales en sus decisiones (a la manera de un David Ricardo o un Adam Smith en sus análisis político económicos).
2. Sectores e intereses los hay y los habrá. Tal vez el gobierno, el que si bien llega por un partido que sostiene una visión y una ideología, debe al momento de gobernar, mirar a los gobernados todos, en busca de sumas… y no divisiones. Probablemente el conflicto entonces desatado entre el Gobierno y el “campo”, debió alejarse de posturas irreconciliables donde cada uno buscaba maximizar sus propias posturas, promoviendo, desde ese poder otorgado por el pueblo -al que gobierna y dirige-, mecanismos de cooperación estratégica, tratando de evitar “ganadores y perdedores” sino protagonistas que puedan convivir en la misma historia.
Hasta hoy, y a la luz de ese examen contextual político económico propuesto, podemos ver en estos años de gobierno el alejamiento de un proyecto liberal sostenido en el país por casi 3 décadas, donde el núcleo estaba puesto en el modelo agroexportador, exportaciones primarias, falta de un modelo industrial, concentración económica y una distribución desigual. La visión kirchnerista cambia las cosas: el contexto internacional favoreció enormemente las exportaciones, por lo que el gobierno decide en pos de una distribución más equitativa elevar fuertemente los aranceles a la exportación a fin de consolidar la industria, crear puestos de trabajos, aumentar así el consumo interno (con mecanismos varios: aumento de salarios a través de las paritarias, especialmente de los sindicatos con mayor poder, aumento de las jubilaciones, incremento de la inversión pública, y la expansión del gasto público social), diversificación de los productos para exportar apostando a los de valor agregado, pago al Fondo Monetario Internacional con un canje importante de la deuda.
La historia es reciente. Sólo el tiempo mostrará los resultados reales, y en ese entonces, sin duda el análisis deberá serlo a la luz de las circunstancias que lo rodearon. Así como Ortega y Gasset nos habla de “El hombre y sus circunstancias”, así… “Los países y sus circunstancias”

Puntos de Vista sobre la Economía K. Castets y Schatz


Críticas y análisis de las medidas económicas implementadas en la década 2001/2011. Opiniones a favor y en contra de los reconocidos periodistas Castets y Schatz.  

Punto de vista sobre la economía K  

Por: Violeta Castets



A partir del comienzo del mandato de Néstor Kirchner en 2003, pudimos vislumbrar que la economía nacional tomaría un camino distinto al cual venía recorriendo en las últimas décadas. Podríamos dividir la economía nacional en 3 partes predominantes: desde 1880 a 1930 Argentina fue el granero del mundo bajo el modelo agroexportador. Luego vino la etapa de industrialización para sustituit las importaciones y a partir de 1976, predomina la Hegemonía financiera, aunque podríamos poner un fin cuando comienza el gobierno K ya que este presentó características muy diferentes. Con la implementación del sistema neoliberal en nuestro país (con el ministro de economía J. Martínez de Hoz) se desencadenó la desindustrialización (focalizándose nuestro país nuevamente en la producción a nivel primario e importando bienes manufacturados), escaso proteccionismo económico, fuga de capitales y concentración económica y un desmesurado incremento de deuda externa. Como consecuencia indirecta de las medidas tomada por los gobiernos a partir del último golpe militar (y especialmente en la década del 90) notamos una profunda desigualdad social con exclusiones y marginaciones cada vez mayor.
Por lo tanto, podemos decir que Kirchner asumió en uno de los períodos más turbulentos en cuanto a situación económica ya que veníamos de la gran recesión causada por el modelo económica noventista (neoliberal), que estalló en la crisis de 2001 provocando grandes secuelas para nuestra política, economía y sociedad (recordemos que se registraron niveles récord en pobreza -la cual alcanzó el 57,5%-, indigencia - 27,5%- y desocupación -21,5%-.Por lo contrario bajo su mandato se pudo observar una recuperación muy considerable de la economía nacional gracias a numerosas medidas pensadas más en función del pueblo que en función del capital extranjero.

Una de las diferencias fundamentales entre la política económica que se mantuvo desde 2003/2008 con la que mantuvo Carlos Menem, fue el intervencionismo estatal. Esto lo pudimos apreciar, por ejemplo, en la fijación de precios en algunas industrias, o en la creación de una empresa de energía pública. El sector industrial tomó una gran importancia en nuestra economía, lo cual resulta beneficioso para la inclusión social gracias a la necesidad de gran cantidad de mano de obra que requiere la industria y que no puede satisfacerse con el campo, en el cual gran parte del trabajo hoy en día está mecanizado.
También ha cumplido un papel fundamental en cuanto a las medidas tomadas, la renegociación de la deuda externa ya que en 2005 el ex presidente Néstor Kirchner decidió liquidar la deuda con el FMI en un solo pago. La renegociación con quinta de un 65 % provocó que la deuda haya dejado de ser un factor condicionante para el libre desarrollo de nuestra economía. Gracias al superávit comercial y fiscal dio lugar a la acumulación de reservas ayudando así a la independencia económica, aumentando así la sustentabilidad del modelo. La generación de nuevos puestos de trabajo, aumento de salarios, de al haber dispuesto sucesivos aumentos en la jubilación mínima y el incremento del gasto público, como sabemos, ayuda a la reactivación de la economía ya que generan más consumo.

A pesar de las numerosas críticas, ya sean positivas o negativas sobre las políticas económicas kirchneristas, no podemos negar que este modelo tiene como uno de sus pilares fundamentales a la inclusión social y la redistribución de la riqueza.




Punto de vista

Por Erik Schatz



La situación internacional condiciono fuertemente la economía argentina luego de la crisis económica del 2008 de Estados Unidos. Ésto conllevo a una etapa de resecion en el país lo cual fue contrarrestada con una serie de medidas del Banco Central y la Administración. El crecimiento de Argentina fue llevada a cabo con un mercado inflacionario, apreciandose que todos los componentes macroeconómicos crecieron en 2010, luego de fuertes caídas en 2009. El rol entonces respecto a la inflación es la estabilización, pues con una inflación real del 25% anual, y tasas pasivas del 10% anual, muy negativas en términos reales, el dinero va al boom de consumo, y con ello, realimenta la demanda agregada y ciertas inversiones, que, con todo, no
asegura el crecimiento de largo plazo, y no alinea el crecimiento con una mayor productividad y competitividad de la  economía, precisamente por reactivar producción para el mercado interno casi con exclusividad.

    Este arduo intento de reactivar el consumo interno lleva sin embargo a un desplazamiento de las clases bajas en este proceso, notándose que no se consigue bajar los niveles de pobreza del pais, y por lo tanto considero selectivo esta solución.

    Por otra parte, dentro de lo que se observa como material de inversión para el Mercado interno, la soja se presenta como el candidato mas rentable. Pero como bien sabemos, el boom de la soja ha llevado con el paso del tiempo a que se vayan desplazando las producciones de alimento por producciones de este producto, que no solo no posee valor comestible ni demandado dentro del pais para las masas, sino que a nivel geográfico domina y excluye las tierras de otras plantaciones. Considero que las politicas del pais deberian estar dirigidas aun mas a inversiones que posean beneficios directos en la poblacion, y no que solo deba tratarse de la rentabilidad economica.
    Otro ejemplo de el uso de los recursos en el mercado argentino es la mineria, caudal de material extraido por empresas extrajeras y llevado al exterior. Existen pocos proyectos a nivel nacional y de caracter estatal respecto a este rubro, y significaria un gran cambio ya que grandes reservas existen en nuestras tierras. Necesariamente debe haber una coordinacion junto con las medidas politicas del Gobierno, ya que se trata de planteos mas complejos.

   
    En estos ultimos gobiernos desde el 2003 en Argentina, se ha buscado remediar el decreciente proceso economico que vivio el pais tras su gran caida en el 2001. Pero como hemos visto, estas medidas se encargan del perfil monetario en su gran medida. Si bien existe una gran amplica inversion publica, no creo que la misma este bien controlada, bien planteada y correctamente efectuada.



ECONOMÍA KIRCHNERISTA. Por Stephanie Wang


ECONOMÍA KIRCHNERISTA.

Stephanie Wang 5to 9na
Trabajo Práctico de Economía Política. 

En el año 2003 asume Néstor Kirchner cambiando radicalmente el modelo económico de la nación. Desde un modelo neoliberal que se venía dando hace 30 años de 2003, a un modelo macroeconómico. Podemos ver que a principios del 2000 los argentinos vivíamos en condiciones desfavorables económicamente hablando: el país estaba en default, había un 30 % de desempleo, 11 millones de indigentes y 50 % de pobres. En este contexto claramente había muchísimas más posibilidades de mejorar la situación del país que empeorarla. Y es así cómo la presidencia de Kirchner empezó a actuar. Me parece que durante esta presidencia y la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner la situación económica mejoró, como presentan algunos de los datos oficiales: la industrialización favoreció a la baja de desempleos, la cantidad de población de indigentes es menor a hace unos 40 años y la calidad de vida de una gran cantidad de población es más favorable que en el pasado. Sin embargo, muchas de sus acciones me parecieron irrelevantes e innecesarias en el contexto que vivimos hoy en día.
La inflación que vemos día a día (25% anual) crece imparable debido a la emisión de dinero que hace el Gobierno sin el respaldo pertinente. Al aumentar los precios de los productos y no los salarios, el poder adquisitivo del trabajador se estanca y de esta manera los  precios deben seguir subiendo, por lo cual se provoca que no haya consumo y se forma un círculo vicioso. Al no haber consumo el dinero no gira dentro del sistema y se estanca la economía. La única manera de revertir la situación es con una importante inyección de capitales y es así que el gobierno busca desesperadamente liberar las Reservas del Banco Central. El gobierno Kirchnerista pretende poner más fuerzas dentro del ámbito industrial y no tanto en el ámbito agropecuario. A pesar de que es cierto que el ámbito agropecuario no tiene las mismas utilidades para generar ganancias para todo el país como lo podía hacer anteriormente, no me parece correcto que porque no genere demasiados empleos directos, se deba implementar retenciones hacia ese sector. Hoy en día podemos ver que “el campo” utiliza muchas maquinarias en vez de mano de obra, y de esta manera se puede suponer que a pesar de no generar empleos directos, se generan empleos indirectos en el ámbito industrial de las maquinarias.
Las medidas que me parecen incorrectas en la política económica de dicho gobierno son por ejemplo:
  • Los $700 millones que se gastan en “Fútbol para Todos”
  • La plata que supone el proyecto del tren bala que conecta solo 4 ciudades: 5000 millones de dólares como mínimo.
  • Las netbooks gratis para los alumnos de colegios públicos. Entiendo que esto fomente a la tecnología y que estemos todos conectados. Sin embargo no me parece el momento adecuado de implementar este proyecto.


Con estas medidas innecesarias se gasta una gran cantidad de dinero que puede ser utilizada en otros ámbitos para combatir a la indigencia, la pobreza, etc. a pesar de que ya tiene resultados favorables en comparación a las presidencias anteriores. Un ejemplo de esto puede ser el drama del comedor escolar, donde desde 2008, en la provincia de Buenos Aires se fijó la suma de $2,00 por ración para dar, por contrato, comida que garantice calidad y caloría necesarias. Lo vergonzoso es que luego de 2 años, en el 2010, un funcionario público esté discutiendo aumentar dicho monto a $3,00 la ración. La cantidad de dinero que se gasta por año escolar en comida a raíz de este precio es de unos 270.000.000. Si consideramos el dinero destinado a “Futbol para todos” o el de las netbooks o el del tren bala tranquilamente se podría combatir este problema y hacer que los niños puedan obtener sus viandas escolares, favoreciendo a sectores de pobreza.
Entonces puedo concluir que a pesar de las medidas tomadas como “La asignación universal por hijo” (que me parece necesario una revisión para mejorar las condiciones) o las acciones para mejorar el ámbito industrial y de esta forma aumentar la cantidad de empleos, es necesario también tener en cuenta la importancia que tiene la buena distribución de la recaudación de impuestos para poder mejorar la calidad de vida de todos.

TP SOFIA BELSITO Y JUAN MANUEL CAMPANA


Profe acá le enviamos nuestro trabajo practico de fin de año. Saludos, nos vemos mañana.

La Economía K según Florencia Bathory

Economía Política.
Florencia Bathory 5° 9na

Para comenzar, vamos a utilizar tres ejes en los que basarnos en nuestro trabajo de crítica al modelo kirchnerista: el primero, el sistema tributario argentino, regresivo desde el comienzo de la gestión; el segundo, la pobreza estructural que el gobierno no ha logrado palear; y el tercero, el tema instalado actualmente de la quita de los subsidios a los servicios de energía.
Desde que el gobierno kirchnerista asumió en 2003 con Néstor Kirchner a la cabeza ha prometido ir en contra del modelo neoliberal aplicado desde María Estela Martínez de Perón hasta el gobierno de la Alianza de De la Rúa. Este cambio de timón fue hecho aplicando políticas de corte keynesiano para, a fin de cuentas, fomentar el consumo de modo que aumentara el dinamismo de la economía que se había visto estancada a partir de la crisis de fines de 2001. Sin embargo, esto no implica que el gobierno no se siga situando, así como en los 90, del lado del capital, es decir, fomentando el aumento de la tasa de ganancia de los empresarios, de la burguesía.
Desde el 2003, cuando asumió Néstor hasta hoy en día, prácticamente el sistema tributario argentino no ha sido motivo de revisión. En este sentido, se hereda y mantiene un sistema impositivo regresivo basado principalmente en impuestos indirectos tales como el IVA (Impuesto al Valor Agregado). Un impuesto regresivo es, a grandes rasgos, un impuesto que no fomenta la redistribución de la riqueza; y que sean indirectos significa que se aplican igual sin diferenciación del poder adquisitivo de la persona a la cual se le grava. El 70,4% de los gravámenes argentinos son impuestos indirectos. Desde mi punto de vista esto es algo que resulta contradictorio con el discurso del gobierno “K” ya que no fomenta una redistribución de la riqueza en pos de lo equitativo, haciendo que los pobres abonen el mismo IVA, por ejemplo, que los de mayores ingresos cuando tienen que comprar un producto de la canasta básica.
Un gran problema con el que se tuvo que enfrentar el gobierno desde el comienzo de su gestión, y todavía enfrenta, es un núcleo de pobreza estructural que no puede insertarse en el ascenso de clase dado gracias al fomento del consumo y al incipiente proceso de industrialización, basado en el aumento de la plusvalía por vía absoluta (es decir por la captación de la industria de más mano de obra para aumentar, al fin y al cabo, la ganancia del empresario). Frente a esto, por ejemplo, el gobierno aplicó la Asignación Universal por Hijo, el programa Conectar Igualdad, el programa “Milanesas para todos”, intentando mejorar la situación de estas personas sumergidos en estas condiciones. Sin embargo, lo único que logra es “poner un parche” a este problema que se da ya que el ascenso de clase hace que las clases que lograron ascender comiencen a tener los mismos intereses de clase que las burguesías de los países centrales, empezando a depender de esta pobreza estructural para mantenerse en su sitio privilegiado. Gunder Frank cuando habla de su Teoría de la doble dependencia, justamente habla de esto; los países centrales necesitan de la pobreza estructural de los africanos, latinoamericanos, asiáticos, etc. para poder aumentar la tasa de ganancia de sus empresas mediante el empleo de mano de obra más barata en condiciones precarias y sin conciencia de clase. El ascenso de clase en la Argentina lo que hace es que sectores de la burguesía argentina se sumen a los sectores burgueses de los países centrales, creando otra dependencia pero dentro del país, consiguiendo este aumento de la ganancia mediante el uso de mano de obra en zonas de extrema pobreza y falta de educación, por ejemplo, Chaco, Jujuy, etc. El kirchnerismo justamente no lo va a poder solucionar con medidas como planes sociales, sino que se tiene que dar un cambio en el capital que en sus 200 años de vida ha demostrado no poder ser capaz de dar. Además, la aplicación de este tipo de medidas diferencia al sector que lo recibe, fomentando cierto tipo de discriminación que ya existe previamente en el conjunto de la sociedad pero que se ve potenciado por la escisión de esta pobreza estructural del resto de la sociedad.
Como tercer eje, la quita de los subsidios a la energía, al gas y al agua, a las empresas de petróleo (además de a los usuarios regulares) implica un aumento en los costos de capital constante para estas empresas, obligando esto a que, para poder enfrentar la baja en sus ganancias, tengan que aumentar la plusvalía y, con esto, los precios de los productos que venden. Esto acarrea dos problemas, uno de orden social y otro de índole más económica. El primero es que se aumenta el grado de explotación de la fuerza de trabajo, por ejemplo, pagando salarios míseros en relación a los aumentos de productividad o bajando directamente los salarios, entre otros. El otro problema es que el aumento en los costos del petróleo va a derivar en un aumento de las naftas (capital constante para las empresas de servicios), lo que va a causar que aumente el costo de los transportes, haciendo que, al fin y al cabo, los bienes de consumo, tanto durables como básicos, aumenten su precio, lo cual a su vez va a resultar en una baja relativa del salario. Aquí se ve claramente cómo el Estado, a pesar de mostrar una cara más humana y bienestarista, está, al fin y al cabo, por su esencia misma, del lado del capital. Por eso, no le importa que las empresas, para combatir la baja en su tasa de ganancia, tengan que aumentar sus precios, repercutiendo esto en el grueso de la población. Como contrapartida de esto, el gobierno acusará a las empresas de “querer seguir ganando plata” cuando sabía claramente las consecuencias de la quita de los subsidios y no haber tomado ninguna medida para evitar estos aumentos, pudiendo el Estado intervenir en los precios, como lo hizo Roosevelt en la primera etapa del New deal, de 1933.
A modo de conclusión y basándonos en algunas similitudes entre la industrialización kirchnerista y la peronista, considerando que en el medio hubo un proceso de desindustrialización entre 1975 y 2001, podemos decir que este ascenso de clase, basado en la acumulación por plusvalía absoluta de la “renacida” burguesía industrial argentina, se va a agotar, mutando en un proceso de acumulación basado en la acumulación de plusvalía relativa (por ejemplo, comprando maquinaria en vez de contratar más obreros) cuando la burguesía industrial devenga en burguesía financiera, es decir, que se introduzca en los flujos de capital internacional de modo de obtener ganancias más cuantiosas y transformándose en empresas más modernas; todo esto sin olvidar, las particularidades de la época en la cual estamos viviendo, donde muchas de las empresas radicadas en Argentina son filiales de empresas multinacionales. Por esto, es esencial distinguir entre las empresas pequeñas y medianas que están naciendo con este proceso y las internacionales ya radicadas. A modo de análisis social, podemos decir que el kirchnerismo cuando ocurra esta transformación sufrirá una crisis que podría superar beneficiando esta transformación de la burguesía industrial argentina o desafiliándose de este proceso, quedando al margen ya que no le sería más útil a las nuevas relaciones de clase del nuevo proceso.

Economía K. Por Ramiro Kier

El objetivo de este trabajo es analizar la economía argentina de los últimos diez años. Nuestro país comenzó el segundo milenio en condiciones muy desfavorables. Tras décadas de gobiernos neoliberales y dictaduras militares, Argentina se declaraba en default (cesación de pagos), cinco presidentes desfilaron por la casa rosada en diez días, había 30% de desempleo y la democracia estaba en un punto de alta deslegitimación.  En 2003, cuando Kirchner ganó las elecciones, había más desempleados que votos. A partir de ese momento comienzan las divergencias. Para algunos allí comienza la recuperación de nuestro país y para otros la decadencia.
La recuperación que se vivió en estos diez años es innegable. Lo cierto es que desde donde estábamos era más fácil crecer que otra cosa. Sin embargo, a través de ciertas medidas se hizo posible este crecimiento. Es preciso aclarar que esta mejora comenzó durante la presidencia de Duhalde, cuando Lavagna era ministro de economía (quien permaneció en su cargo por un tiempo durante el gobierno de Kirchner). Las políticas aplicadas por el gobierno nacional para mejorar la situación de las economías regionales desde el 2002/3 fueron:
  • Devaluación del peso argentino: permitió recuperar la competitividad de las exportaciones argentinas (sigue creciendo hasta hoy). El gobierno mantiene una banda de flotación, es decir que el dólar no suba ni baje abruptamente.
  • Acumulación de reservas en el BCRA: cuando el dólar sube se venden dólares (de las reservas) y cuando el dólar baja se compran. En este momento las reservas son muy altas.
  • Planes sociales muy difundidos: un ejemplo de esto es la asignación universal por hijo. Esto no soluciona el problema ya que hasta que no se mejore la redistribución de la riqueza no va a terminar la situación de vulnerabilidad de los sectores más pobres. Sin embargo, en muchos casos soluciona problemas inmediatos.
  • Mejora sostenida de los ingresos de la población: esto genera un aumento del consumo, lo que a su vez produce un aumento de la recaudación. Es un círculo virtuoso.

Kirchner sabía mucho de economía para ser un presidente pero poco comparado con un ministro de economía. Esto puede ser una ventaja, pero también algo desfavorable. En el tiempo en que le tocó presidir la república, los precios internacionales de nuestros productos (la soja y sus derivados, particularmente) estaban realmente altos. Por lo tanto, Kirchner se manejó con la economía del día a día. Lo que hacía era mantener alto el dólar, para que nuestro país siga manteniendo su competitividad. Sin embargo, no se previó ninguna política a futuro (pensando en la probable caída del precio de la soja). Hay algunos economistas que dicen que hay que dedicarnos a lo que “somos buenos”, es decir solamente a la producción agropecuaria. Sin embargo, podemos observar que cuando nuestro país se industrializó los niveles de vida de la población aumentaron considerablemente. Durante el proceso de industrialización por sustitución de importaciones se vivió el menor desempleo de nuestra historia.
    Si algo se hizo para diversificar nuestra producción, fue un notable avance de la industrialización  que había quedado olvidada por los gobiernos neoliberales. La industria metalúrgica creció un 125% en el período que estamos analizando y, por su relación con otros tipos de industrias, hizo que otras industrias crezcan, como la automotriz.
    Por otro lado, este período tuvo como característica que medidas puramente económicas que tienen el único objetivo de recaudar divisas se tomaron como avances ideológicos de la izquierda sobre la derecha. Un ejemplo de esto son las retenciones al campo. El gobierno nunca había buscado limitar a ningún otro sector productivo, como el minero (que sigue sin ser revisado). Pero esas cosas no se tienen en cuenta. Por otro lado, se buscaban aplicar las mismas retenciones a los grandes productores que a los pequeños. Se debería armar un proyecto nuevo, teniendo en cuenta estos aspectos.
    Se dice que la plata de las retenciones será dirigida hacia la redistribución, hacia la “justicia social” como dirían los peronistas. En eso estoy de acuerdo y me parece algo favorable de este gobierno. Sin embargo, creo que esta política redistributiva se mancha con gastos innecesarios. Por ejemplo, cuando todavía hay mucha pobreza y desempleo (aunque está disminuyendo) se gastan cientos de millones en el fútbol para todos o en las netbooks. Me parece importante que antes de esto se aseguren de que todos puedan trabajar, comer, tener salud y educarse.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Conversaciones Económicas en el Jardín

Convesaciones Económicas en el Jardín: Camila Cuervo, Milena Farotto, Martina Perczyk,  Julieta Maria Jazmin Skoropad Callori  y Eugenia Inés Ahets Etcheberry


Progreso Nacional y Popular. Columna Rabaia y Coto

A favor
Progreso Nacional y Popular

Coto, Joaquín- Rabaia, Mariano
Al momento de la elección de Néstor Kirchner por el año 2003, nuestro país se encontraba en default, con casi un 30% de desempleo, 11 millones de indigentes y un 50% de pobres. Esto fue consecuencia de una etapa neoliberalista, en la cual se buscó la destrucción de la industria nacional y la progresiva privatización de las empresas nacionales.
Hoy en día podemos notar que el conjunto de estrategias en materia de política económica desde 2003 generaron una reforma en el modelo de desarrollo, produciéndose el cierre de un ciclo de hegemonía financiera.
Las medidas fueron diversas y actuaron en diferentes puntos neurálgicos de la economía.
En un primer término, la renegociación de la deuda con quita del 65 por ciento. Así, la deuda dejó de ser un condicionante como en el período anterior y se ha tornado más dócilmente. Como consecuencia, en el 2003, la deuda del sector público nacional constituía el 139 por ciento del PBI; en el 2009 bajó hasta el 49,1.
A su vez, en 2003, el 76% de la deuda estaba designada en moneda extranjera y tenían plazos de pago de 6.9 años; hoy bajó a poco más del 50 % y los plazos llegan a 12.7 años. Finalmente, al principio de esta gestión, la deuda era un 722 %  superior a las reservas; en la actualidad es apenas el 120 %.
    En este marco, se produjo un abrupto proceso de desendeudamiento por el canje de la deuda y los sucesivos pagos al FMI.

En segundo lugar, el superávit comercial y el superávit fiscal produjo la acumulación de reservas y creció la independencia económica. En este aspecto, la política de cambio competitivo admite el crecimiento de las exportaciones y como consecuencia, la sustitución de las importaciones generándose el florecimiento de la industria y como consecuencia, abriéndose diversos puestos de empleo. Otra medida importante, fue las retenciones a las exportaciones de productos primarios que permitieron crear reservas y un aumento de la recaudación, producto de estas mayores tasas de empleo que conllevan al superávit fiscal.

Terceramente, el desarrollo económico de más de un 70 por ciento desde el 2003, con una alta capacidad de ahorro, con un notable crecimiento industrial y con la apertura de puestos de trabajo masivos. Por ejemplo, la industria metalúrgica creció un 125 por ciento en el período y, por su relación con otros tipos de industrias, generó el crecimiento paralelo de otras, como la automotriz. En el 2010, la industria es el factor más importante dentro de la economía y es por esto que es tan valorado por el gobierno.

Como cuarto punto tenemos a la distribución del ingreso. La diferencia entre la población más poder adquisitivo y el sector más pobre se redujo en un 60 % (entre el 2003 y 2010). Del mismo modo, los niveles de pobreza bajaron a un 12 %  y la tasa de desempleo descendió a 7,5 %. Esto fue consecuencia de la Asignación Universal por Hijo (AUH) que llega a casi 4 millones de nenes y descendió niveles de indigencia, aumentó 20% en la escolaridad. En salud, subió un 40 % la tasa de vacunación. Además se reactivaron las ventas en negocios de los barrios más carenciados, especialmente los relacionados a los alimentos, viéndose un gran aumento del consumo. Resumiendo, el establecimiento de un modelo de valorización de la producción generó un creamiento progresivo de la inclusión social por dicha generación de puestos de trabajo,  que produjo descensos descomunales de la pobreza y los índices de indigencia, a su vez como consecuencia de un proceso de redistribución del ingreso más equitativo e igualitario, a través de asignaciones como la Asignación Universal por Hijo.

En quinto puesto, en materia salarial, se actualizó el salario mínimo vital y móvil y recomenzaron a funcionar las Convenciones Colectivas de Trabajo. En el 2010, el salario mínimo era de 1840, más de 900 % por encima que en el 2003. A su vez, hubo un descenso del empleo en negro del 49,7 a 36,5 en este período. Dentro de este mismo punto, en materia jubilatoria, el gobierno K reguló el negocio de las AFJP e hizo paulatinos aumentos en la jubilación mínima (llegándose a un 718% más que en el 2003). Otro punto a favor es la ampliación de la cobertura previsional agregándose cerca de 2 millones y medio, llevando a tasas del 57 al 90%.

    En un sexto punto, relacionado con los problemas con el campo, el gobierno intentó a partir de la resolución 125 luchar por los intereses de las masas contra los intereses de unos pocos oligarcas latifundistas, que pretenden, hoy en día, más de un centenar de años después, impulsar el restablecimiento de un modelo agroexportador que no sólo no beneficia al país por que lo estanca económicamente, sino que sólo enriquece a aquellos que producen en el campo, siendo este generador de –muy- pocos puestos de trabajo. En consecuencia, si la economía se tornara y especializara en la producción y exportación de bienes primarios veríamos un abrupto quiebre en ella y volveríamos a épocas nefastas donde la desocupación y la pobreza reinasen. Es por esto que en este aspecto, el modelo económico K se plantó en contraposición a dos grandes modelos económicos históricos en el país: el neoliberalista que venía como legado de los gobiernos anteriores y el modelo agrario impulsado por sus entidades. En este marco, fundó un nuevo modelo que buscaba la industrialización para la inclusión social, nacional y popular.   

    Finalmente, la Argentina fue un importante factor activo en cuanto a la negación al ALCA (el ALCA – Área de Libre Comercia de las Américas- era un modelo de libre comercio encauzado al apoyo de los intereses de los EEUU y sus compañías, mediante la cual, las industrias latinas y sus obreros quedaban indefensos), y como contragolpe, se estimuló la creación de la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR), siendo Néstor Kirchner el primer secretario general, sellando un vía de protección de los intereses de los países que la componen frente a los proyectos codiciosos de las potencias mundiales (especialmente EEUU) y controlando los problemas políticos internos como en Ecuador, Bolivia, Hondura, Venezuela y Colombia. Del mismo modo, en materia internacional, Argentina propugnó la lucha contra los paraísos fiscales y denunció las crecientes especulaciones financieras en diversos foros económicos como el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.






En Contra

El Modelo Vicioso

El modelo Kirchnerista comenzado en el 2003 gira en torno a una economía que sea fuertemente beneficiada por el contexto internacional; permitiendo las divisas de estos llevar a cabo un importante gasto público. Sin embargo, veremos como todo esto se desarrolla de un modo nocivo para la economía.
Las exportaciones siguen siendo hoy uno de los ejes de la economía puesto que los altos precios de los commodities junto con la demanda de asia permiten capear los efectos de la crisis en Estados Unidos y Europa al tiempo que crecen el gasto público y el consumo interno, al igual que durante casi toda la década.
Al observar la economía Kirchnerista no se puede dejar de señalar como un tópico puntiagudo los altos niveles inflacionarios existentes desde el 2010. Entre el 2002 y el 2005 la inflación había sido retenida a través de tarifas congeladas, salarios sin movimiento y commodities a precios altos. Sin embargo, luego de la recesión del 2009 la inflación se disparó, jugando un papel central en el consumo (público y privado) que son uno de los motores de la actividad económica. La inflación arrastró con ella a dos ganadores; por un lado al Estado Nacional, y por otro a los sindicatos de mayor importancia (ya que estos consiguen mejores recomposiciones salariales).
Con mayor inflación el estado recauda más por cobrar mayores impuestos inflacionarios, por ejemplo. A su vez, los pagos por seguridad social también crecen en su valor, engrosando la caja nacional de las ANSeS (vale recordar en este punto el zarpazo del gobierno a través del cual se hizo con las cajas de las AFJPs). En cuanto al gasto estatal, una de las problemáticas que plantean la inflación está vinculada a los valores nominales de las distintas partes del presupuesto. En los planes sociales vemos que la inflación los estimula y de este modo crece el clientelismo político. Esto ocurre por ejemplo con la Asignación Universal por Hijo.
Por otra parte, la inflación también aumenta los costos. Esto lo vemos con el sector productivo, donde la actividad económica se expandió en el 2010 en relación con el año anterior. Así aumentan los costos de las empresas en torno a los salarios, servicios públicos, etc. Por lo que disminuyen las posibilidades empresariales de generar empleos. Las inversiones también se desarrollan de un modo más tímido.

Antes hacíamos referencia a las exportaciones; es importante decir que la recuperación de las mismas, como decíamos, tiene mayor peso por la demanda asiática, pero también se destacan el impulso dado desde Brasil. Por efecto inflacionario, el tipo de cambio real es menor para las exportaciones, y menor la competitividad ante los productos de otros países, quienes evidencian menores costos relativos para su producción. Como resulta evidente, esto no beneficia a las exportaciones.
Además es menester mencionar que este paupérrimo manejo de la inflación genera consecuencias sociales más que relevantes; la inflación encrudece la puja distributiva, agrandando entonces la brecha entre los ganadores y los perdedores del sistema, puesto que los pobres no tienen capacidad de respuesta frente al aumento del valor de los productos, por eso consideramos que la inflación funcinoa como el impuesto más regresivo existente, diezmando la equidad de una población al tiempo que el gobierno que la ocasiona se denomina popular. A su vez los aumentos inflacionarios generan incertidumbre en la población.
Entonces es necesario analizar como se regula la inflación: este rol lo cumple el Banco Central, quien debería perseguir la estabilización económica para tornar la situación en sustentable, a través de una emisión inteligente de moneda y una política fundamentada del manejo de ahorros. Sin embargo, durante las gestiones Kirchneristas, este ha estado lejos de ser el papel del banco central. Este pasó a ser una fuente generadora de crédito tanto público como privado, financiar el déficit del tesoro de la nación y pagar la deuda pública de la misma.
El consumo es uno de los nortes de la política económica del actual gobierno, muy por encima de la captación de inversiones, afectada por la mentada incertidumbre. A su vez, las exportaciones, a pesar de los buenos precios en los mercados extranjeros, se ven limitadas por retenciones y prohibiciones a ciertos productos agroindustriales (a diferencia de lo ocurrido en los excelentes años '90 bajo la muy brillante presidencia de Saul Mendem). También se ponen trabas a ciertas importaciones para “alentar” la industria nacional con la aparición de PYMES.
El gasto público se incrementa paulatinamente para sostener el consumo, como en el caso de los subsidios (lo que podría cambiar en el corto plazo) y los planes sociales que se entregan con grandes facilidades.
Por todo esto es que resulta evidente que este modelo vicioso, centrado en las divisas que proveen las exportaciones, ha de estrellarse contra un muro al no poder sostenerse el consumo interno a través del gasto público innecesario que se desarrolla hoy en día.