Convocatoria

Estimado Colaborador/a: Le comentamos que estamos preparando una edición multimedial que analice las principales tendencias de la economia argentina especialmente en el período 2001-2011. Sabiendo su expertiz en la materia, le pedimos aporte con material para nuestros espacios, con columnas de notas (4000 caracteres aprox), una columna radial o un video (3 minutos) o un debate (tambien radial o tv) entre dos o tres posiciones (5 minutos). Podrá postear el trabajo en http://laeconomiasegunlanovena.blogspot.com/ a través del mail clave

martes, 29 de noviembre de 2011

LA ECONOMÍA ARGENTINA 2001-2011: LIBERALES VS. INDUSTRIALISTAS

Las tendencias económicas de los últimos diez años en la Argentina no difirieren demasiado de la clásica tensión en la que estuvo inmerso el país desde el comienzo mismo de la dictadura en marzo de 1976. En realidad, tras la caída del primer peronismo en 1955.

Es decir: el país vivió atravesado, desde el nacimiento del peronismo en 1946, por dos doctrinas contrapuestas: la liberal, por un lado (que habría que traducir como conservadora) y la industrialista, más al estilo keynesiano, con participación clave del Estado en la orientación económica. La doctrina liberal/conservadora basó toda su estrategia productiva en una economía cuasi pastoril: la exportación de granos y carnes eran el motor de las cuentas. "Con una cosecha nos salvamos", decían los argentinos a nivel popular, pero basados en el discurso imperante que bajaba desde la cima del poder.

Ambas doctrinas convivieron hasta la crisis brutal del año 2001. Que fue una crisis política antes que nada, pero que arrastraba todos los males del las políticas neoliberales impuestas por José Alfredo Martínez de Hoz (miembro de la más rancia oligarquía) y seguida desde el menemismo por Domingo Cavallo. La economía de los años noventa se basó en una irrealidad: la paridad uno a uno con el dólar, herramienta que Cavallo y los economistas de su tiempo llamaron "convertibilidad". La irrealidad era tal que la Argentina debió endeudarse con los organismos de préstamo internacionales muy por encima de sus posibilidades de pago. La convertibilidad era una bomba de tiempo que explotó en las manos del menos inteligente y capaz de los presidentes argentinos: Fernando de la Rúa. Este radical, que llegó de la mano de la izquierda progresista reunida en La Alianza, no se privó de cometer errores gruesos y su gobierno se derrumbó en diciembre de 2001, junto con la economía que, con matices, seguía siendo neoliberal. De hecho, su ministro de Economía fue Domingo Cavallo, ex menemista y el presidente del Banco Central durante la dictadura.

La crisis del año 2001 obligó a la dirigencia a ensayar nuevos caminos para remontar el desastre. A principios de 2002, la Argentina entró en default, es decir, en la cesación de pagos de la deuda externa; el desempleo creció hasta el 25 por ciento; la pobreza, un 50 por ciento y todo debido a la necesidad de devaluar el peso para sincerar la economía y poder reconstruirla a partir de bases reales. La devolución, no menos brutal que la crisis, fue del 300 por ciento. El nivel de indigencia pasó el 30 por ciento; y los bancos incautaron los depósitos de los ahorristas hasta poder hacer frente a sus obligaciones.

Esa fue la consecuencia de aplicar políticas neoliberales por más de 30 años.

En 2003 asume la presidencia Néstor Kirchner, un peronista crítico del menemismo y del liberalismo, y empieza a aplicar políticas neokeynesianas (es decir, con clara participación del Estado en las decisiones económicas) y lentamente el país comenzó a remontar su economía. Kirchner aplicó retenciones (impuestos) a las exportaciones rurales y al petróleo. Esas retenciones sirvieron para financiar con créditos al sector industrial, que comenzaba a vivir un proceso de "sustitución de importaciones" y a fabricar en el país lo que antes compraba en el extranjero.

En 2004 el país comenzó a crecer gracias a estas políticas intervencionistas. Desde entonces, y hasta hoy, la tasa de crecimiento (promedio) fue de casi 8 por ciento. Hubo subsidios a los sectores más débiles de la economía y de la sociedad, subsidios que recién a fines de 2011 fueron retirados gradualmente.

El resultado de estas políticas industrialistas fue asombroso desde el punto de vista de la expansión del empleo y a la hora de hacer frente a la crisis económica mundial la Argentina estuvo en mejore condiciones de resistir el embate.

De cualquier manera, la economía de la última década aún tiene muchas asignaturas pendientes. La pobreza sigue siendo un estigma social pero las políticas implementadas demostraron ser mucho más eficaces de las predicadas por el neoliberalismo en todo el mundo.   


Por Ana Capalbo y Luz Carrera

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