Convocatoria

Estimado Colaborador/a: Le comentamos que estamos preparando una edición multimedial que analice las principales tendencias de la economia argentina especialmente en el período 2001-2011. Sabiendo su expertiz en la materia, le pedimos aporte con material para nuestros espacios, con columnas de notas (4000 caracteres aprox), una columna radial o un video (3 minutos) o un debate (tambien radial o tv) entre dos o tres posiciones (5 minutos). Podrá postear el trabajo en http://laeconomiasegunlanovena.blogspot.com/ a través del mail clave

sábado, 26 de noviembre de 2011

Columna de Julián Grancharoff

Por Grancharoff Julián

  Procederé a analizar las visiones económicas argentinas en la última década (2001-2011). Como ya sabemos hay inmensa cantidad y muy diversas opiniones y visiones acerca de los ideales, mecanismos, objetivos, de los distintos economistas. Por consiguiente, me basaré en las que tuvieron y tienen más relevancia durante este período, como lo son los oficialistas y la oposición, los Kirchneristas y los Antikirchneristas. También daré una opinión personal, es decir, mi visión económica de este período. Si bien en el 2001 yo era muy pequeño y no tenía total consiencia de la situación por la que estaba atravesando mi país, mediante el estudio de los sucesos y a diez años de los mismos podré dar mi propia visión.
  En primer lugar, es imprescindible destacar un contexto externo muy favorable para la Argentina durante el período de 2001-2011. No hay sector  ni partido político que pueda negarlo, nuestro país se ha visto realmente muy favorecido por  el mercado internacional, con los muy buenos precios que han alcanzado nuestros commodities, como la soja. Este no es solo el caso de la República Argentina, sino que América Latina, como región, ha experimentado este impacto positivo en su economía. De este modo, se verifican las exportaciones como uno de los motores de la actividad, básicamente por el impulso externo de los precios de los commodities y la demanda asiática. Estos resultados han sido nuevamente decisivos para impulsar una transferencia importante del sector transable al no transable de la economía, y sostener el crecimiento del gasto público y del consumo, como viene ocurriendo en los ‘2000.
  En el gráfico anterior podemos ver el saldo positivo de ese período, en los distintos años desde el 2001. No hay dudas que el país ha estado en recuperación desde la crisis de ese año. Aquí es donde radica uno de los principales enfrentamientos u opiniones del oficialismo y la oposición: mientras los Kirchneristas adjudican este progreso económico a sus medidas, sus planes y diversos proyectos llevados a cabo por su gobierno; la oposición sostienen que este progreso se hubiera dado con o sin los Kirchner, ya que con el altísimo precio de los commodities y de nuestras exportaciones en general en el mercado internacional, cualquiera hubiera sido el gobierno este progreso se hubiera dado de manera “automática”.
  La inflación, por su parte, también representa un conflicto. La economía argentina se encontró en 2010 ante una nueva etapa, dominada por un nivel de inflación algo más elevado que en el pasado cercano. Entre 2002 y 2005, la economía había crecido al amparo de un tipo de cambio real alto, inflación contenida con salarios casi estancados, tarifas congeladas, y precios de commodities elevados. Entre 2006 y 2008, el crecimiento se mantuvo, pese al aumento de la inflación, a la caída del tipo de cambio real, y a los aumentos de salarios y de tarifas de servicios públicos, gracias al boom adicional de los commodities. Luego de la recesión de 2009, tanto mundial como nacional, la economía se ha reacomodado a partir de un nuevo set de precios relativos, determinados por una inflación que se ha instalado en torno al 25% anual, 10 puntos porcentuales por encima del nivel de 2009. La buena noticia es que la reactivación llegó –lo que no aconteció en todos los países del mundo-, pero la inflación no es neutral.
  Entonces, si algo ha caracterizado a la Argentina en su historia reciente es la elevada inflación y la volatilidad que presenta su tipo de cambio real, un precio clave para la economía, porque resume el precio relativo entre bienes transables y no transables. La volatilidad dificulta planificar a largo plazo, frenando la innovación, la inversión y la formación de “cultura exportadora”.
  En cuanto a las diferentes posturas, si vemos la televisión, escuchamos la radio o leemos los periódicos, quién no ha oído al actual ministro de economía, Amado Boudou, decir que no hay una marcada inflación? Y por el otro lado, quién no ha oído a la mayor parte de los miembros de la oposición atacar constantemente al gobierno acusando que nuestro país está siendo sacudido por una gran inflación? He aquí otro dilema en la visión de la economía nacional.

  Por último, quiero remarcar que a pesar del contexto favorable, el crecimiento de una década y algunas políticas acertadas, subsisten problemas estructurales: casi 4 millones de personas con problemas de empleo (desocupados y porción de asalariados informales y cuentapropistas de baja productividad y remuneración) y casi 10 millones de personas bajo la línea de la pobreza (¼ de la población). Se aprecia un claro contraste entre la reducción sostenida de la pobreza en Chile y Brasil, con el comportamiento altamente inestable en tal sentido observado en Argentina.
   Además, Argentina todavía tiene muchas tareas pendientes en materia de estrategia económica, para aprovechar las oportunidades de la economía mundial y para estar preparados ante posibles cambios en ella.  Si bien no existe una receta única para la expansión sostenida de la economía, existen muchas políticas comunes aplicadas por las economías “exitosas” que pueden resultar muy relevantes para la economía de Argentina.



No hay comentarios: