Convocatoria

Estimado Colaborador/a: Le comentamos que estamos preparando una edición multimedial que analice las principales tendencias de la economia argentina especialmente en el período 2001-2011. Sabiendo su expertiz en la materia, le pedimos aporte con material para nuestros espacios, con columnas de notas (4000 caracteres aprox), una columna radial o un video (3 minutos) o un debate (tambien radial o tv) entre dos o tres posiciones (5 minutos). Podrá postear el trabajo en http://laeconomiasegunlanovena.blogspot.com/ a través del mail clave

lunes, 28 de noviembre de 2011

Esa eterna bipolaridad. Mercedes Farías

Esa eterna bipolaridad…

A punto ya de cumplir dos períodos presidenciales del binomio matrimonial Kirchner Fernández (y con un tercer mandato a punto de comenzar), la historia los (nos) ha colocado en ese eterno péndulo antagónico de proyecto agroexportador vs. proyecto industrial.
En efecto, luego de la devaluación de la moneda de comienzos de 2002, el sector agroexportador había logrado un régimen cambiario muy favorable para la exportación de sus productos primarios. En ese contexto, favorecido, además, por la fuerte demanda internacional de soja desde los países asiáticos y el incremento de los precios internacionales, el sector había logrado una renta extraordinaria durante todo el período de gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). A comienzos del 2008, con Fernández de Kirchner como nueva Presidenta electa, el precio de la soja se disparó a niveles inéditos. En ese marco, el por entonces Ministro de Economía, Martín Lousteau, decidió incrementar el arancel de retenciones que debían abonar los productos agropecuarios, especialmente los vinculados a la exportación de soja, desde el inicial 35%, a un sistema móvil que fue fijado alrededor del 45% del total exportado, aunque dependiente de factores externos e internos que podrían modificarlos circunstancialmente.
Producto de estas decisiones, renuncia el Ministro; sin embargo, lejos de calmarse la situación, el conflicto continuó en la medida en que las retenciones fijadas no fueron modificadas. En ese contexto, el conflicto se fue polarizando: por un lado el Gobierno, y por otro, las distintas entidades representativas del campo. El primero sosteniendo que las retenciones eran necesarias para redistribuir el ingreso hacia los sectores más desfavorecidos; el segundo, alegando que las medidas eran injustas y confiscatorias, solicitando su abolición inmediata.
Y la historia que no cesa su efecto pendular: el modelo liberal que no resigna su permanencia desde mediados de los ´70, a la posición kirchnerista de desarrollo industrial inclusivo, rememorando el peronismo de las primeras épocas.
No hay mejor maestro que la historia, aunque es cierto que el maestro llega… cuando el alumno está preparado. Algunas posibles lecciones:
1. La historia nos enseña una y otra vez, que la economía no puede ser analizada sin su contexto político (a la manera neoliberal, donde las teorías sostenidas surgen “in Vitro”, asépticas; con mercados que funcionan siguiendo patrones de competencia perfecta e individuos que se comportan como seres puramente racionales que no sólo buscan maximizar sus ganancias y minimizar sus pérdidas de acuerdo a un orden estricto de preferencias, sino que controlan absolutamente toda la información disponible), sino que hay que texturizarlas, darles vida a la luz de los acontecimientos y circunstancias político-sociales del momento, con protagonistas que no siempre son racionales en sus decisiones (a la manera de un David Ricardo o un Adam Smith en sus análisis político económicos).
2. Sectores e intereses los hay y los habrá. Tal vez el gobierno, el que si bien llega por un partido que sostiene una visión y una ideología, debe al momento de gobernar, mirar a los gobernados todos, en busca de sumas… y no divisiones. Probablemente el conflicto entonces desatado entre el Gobierno y el “campo”, debió alejarse de posturas irreconciliables donde cada uno buscaba maximizar sus propias posturas, promoviendo, desde ese poder otorgado por el pueblo -al que gobierna y dirige-, mecanismos de cooperación estratégica, tratando de evitar “ganadores y perdedores” sino protagonistas que puedan convivir en la misma historia.
Hasta hoy, y a la luz de ese examen contextual político económico propuesto, podemos ver en estos años de gobierno el alejamiento de un proyecto liberal sostenido en el país por casi 3 décadas, donde el núcleo estaba puesto en el modelo agroexportador, exportaciones primarias, falta de un modelo industrial, concentración económica y una distribución desigual. La visión kirchnerista cambia las cosas: el contexto internacional favoreció enormemente las exportaciones, por lo que el gobierno decide en pos de una distribución más equitativa elevar fuertemente los aranceles a la exportación a fin de consolidar la industria, crear puestos de trabajos, aumentar así el consumo interno (con mecanismos varios: aumento de salarios a través de las paritarias, especialmente de los sindicatos con mayor poder, aumento de las jubilaciones, incremento de la inversión pública, y la expansión del gasto público social), diversificación de los productos para exportar apostando a los de valor agregado, pago al Fondo Monetario Internacional con un canje importante de la deuda.
La historia es reciente. Sólo el tiempo mostrará los resultados reales, y en ese entonces, sin duda el análisis deberá serlo a la luz de las circunstancias que lo rodearon. Así como Ortega y Gasset nos habla de “El hombre y sus circunstancias”, así… “Los países y sus circunstancias”

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