Convocatoria

Estimado Colaborador/a: Le comentamos que estamos preparando una edición multimedial que analice las principales tendencias de la economia argentina especialmente en el período 2001-2011. Sabiendo su expertiz en la materia, le pedimos aporte con material para nuestros espacios, con columnas de notas (4000 caracteres aprox), una columna radial o un video (3 minutos) o un debate (tambien radial o tv) entre dos o tres posiciones (5 minutos). Podrá postear el trabajo en http://laeconomiasegunlanovena.blogspot.com/ a través del mail clave

domingo, 27 de noviembre de 2011

Análisis Económico- Columna. Javier Vandersluis

La economía Argentina sufrió un largo proceso de destrucción, que había empezado en 1976 con la última dictadura militar y había continuado en los ’90, ambos períodos bajo una política económica neoliberal que explotó en diciembre 2001 con la crisis, el corralito y un enorme descontento social, debido al aumento vertiginoso del desempleo, la pobreza y la indigencia, la fractura del mercado de trabajo y, consecuentemente, la aparición de problemas de inseguridad desconocidos hasta entonces. La situación cambió a partir de la asunción de Néstor Kirchner en 2003, con un cambio radical de la política económica y un rumbo muy distinto al de las décadas anteriores. Este fue uno de los principales factores que cooperó en la salida de la crisis y la recuperación económica, que abandonó la búsqueda de soluciones a través de la asistencia de otros países y se dedicó a afianzar el control sobre los principales instrumentos de la política macroeconómica: la moneda, los pagos internacionales, el presupuesto, y el tipo de cambio. Todo esto permitió, en parte, aprovechar esta consolidación de la economía local para resolver el problema de la deuda y así, a comienzos de 2006, cancelar completamente la que estaba pendiente con el FMI. La inversión y el consumo dieron sus frutos, provocando un aumento acumulado del PBI del 60%, mientras que la inflación, consecuencia natural de todos estos procesos, se mantuvo en niveles manejables.
En este proceso hubo un pequeño tiempo de incertidumbre, durante el 2008 en pleno conflicto con “el campo”, causado por algunos problemas que se fueron acumulando: el aumento de gasto público excedió el del crecimiento de los ingresos aportados por los impuestos, los incentivos que se ofrecieron en desde el principio de la crisis comenzaron a debilitarse. A su vez, se sumaba a todo esto el contexto internacional, en el cual una crisis financiera causada por las hipotecas suprime del mercado estadounidense provocaba grandes secuelas a las economías locales, a través de la contracción del gasto y el empleo, con su respectivo impacto en el comercio internacional. El aspecto en el cual la crisis afectó nuestro país fue por la baja de los precios internacionales y las bajas expectativas de la sociedad y los operadores económicos. Ahora bien, hay que destacar que nuestro país actuó inteligentemente desde el estallido de la crisis, ya que Argentina se financió con recursos propios y no con créditos internacionales, error que ha cometido a lo largo de toda su historia y paradigma que fue modificado por el proyecto económico del gobierno actual. Esto permitió, además, que el sistema bancario se mantenga sólido y solvente y no haya un debilitamiento de la moneda que vuelva a calar hondo en la economía local. Por otro lado, la estatización del sistema de previsión social y la creación de la ANSES permitieron recuperar el control estatal del ahorro interno presento en el sistema jubilatorio, lo que fortaleció las finanzas públicas y planteó como desafío la ampliación de la capacidad productivo, lo que fue muy útil en un período, como dijimos, muy difícil. En resumen, entre 2008 y 2009, a raíz de esta suma de acontecimientos negativos devino una fuga de capitales, reaparecieron las reacciones preventivas frente a situaciones inciertas, bajó en menor medida la inversión y el consumo así como las exportaciones por la crisis y la sequía, lo que produjo una reducción nominal del PBI y el empleo. No obstante, la economía argentina no genera deuda en los pagos internacionales, sino superávit, las finanzas públicas no son tan sólidas, pero siguen bajo control, mientras que la actividad privada y la pública se financian con ahorro interno y comienzan a observarse signos de reactivación económica.
Hoy el país se encuentra completamente recuperado, aunque es necesario tener cuidado con la crisis, y el gobierno ha mostrado que esta situación se lleva parte de la atención del Ministerio de Economía, por eso no va a seguir gastando en cosas innecesarios, como los subsidios de los ricos. De este modo, el PBI aumenta año a año, las exportaciones están en uno de sus puntos más altos, al tiempo que son beneficiadas por el cambio alto. Asimismo, a lo largo de estos años se ha llevado a cabo un proceso largo y efectivo de industrialización, para lograr, en primer lugar, que más gente tenga trabajo, con el objetivo a largo plazo de lograr el pleno empleo (o estar lo más cerca posible) y por otro, que el país comience a producir lo que consume, con otro objetivo a largo plazo que es poder autoabastecerse con productos de calidad o superior a los que actualmente se deben importar.
En conclusión, todo este proceso económico nos demuestra que la solución definitiva a los problemas económicos que han aquejado al país es conformar una estructura productiva integrada y abierta, que genere empleo y bienestar, incorpore a toda la sociedad a la formación del desarrollo y que la distribución dé sus frutos. Todo esto permitiría elevar el nivel debida y, a su vez, generar un respaldo hacia las instituciones. A su vez, es necesario fortalecer a los empresarios y los grandes liderazgos pero como generadores de empleo y riqueza para el país y no como defensores de los intereses de las multinacionales, así como mejorar a fondo nuestro potencial artístico, científico y tecnológico. El principal objetivo, entonces, tiene que ser, a partir de todos estos complicados procesos que ya se vienen dando hace algunos años, conseguir la igualdad, mediante la protección de los sectores vulnerables, la salud, la educación, la cultura, la vivienda, el espacio público y, principalmente ya que es un medio para llegar a todos estos fines, el empleo. Para que todos tengan un trabajo, para que descienda la pobreza y para que haya igualdad social en todos los rincones del país, y desarrollar todos los potenciales que podamos, con el horizonte a largo plazo de que el país sea potencia en la región y en el mundo y no depende de otros países y grupos económicos que le pongan condiciones y perjudiquen a toda la sociedad argentina, como ha sucedido en el pasado. Ese es el objetivo para, al menos, los próximos 4 años.

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