MODELO PARA ARMAR
Por Vera Grimmer
Analizar
las tendencias económicas en el período 2001-2010 implica poder
establecer al menos el contexto histórico político del decenio.
Argentina
inauguró el siglo con un “default” .Cinco presidentes en 10 días fue la
noticia que recorrió el mundo: El sistema político colapsó y en una
especie de caída en picada fueron “presidenciables”: Ramón Puerta,
Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Caamaño, hasta que finalmente la Asamblea
Legislativa designó a Eduardo Duhalde como Presidente.
Los
argentinos empezamos a familiarizarnos con el llamado “riesgo país” y a
la conocida convertibilidad, se le topaba el corralito y más adelante
el “corralón”.
La
finalidad estaba alcanzada: desde el poder las señales eran alarmas e
incertezas. Además, previa a la salidera institucional de De La Rúa, el
sistema político había entendido que la mejor forma de paliar el
desorden era con la ayuda del Fondo Monetario Internacional. El llamado
Megacanje provocó aún más un proceso recesivo agudo.
Aquí
es dónde se abre la cuestión comparativa y el contrapunto político más
rico en el análisis .El modelo económico a partir del 2003 bajo la
presidencia de Kirchner establece otra mirada, y opone al modelo
neoliberal un modelo productivo e industrial.
Desde
esa perspectiva, no sólo económica, sino de profunda convicción
política también establece el pago íntegro al Fondo Monetario
Internacional: 9500 millones de dólares en un sólo pago.
Pero
aún hay otros factores que separan la gestión política y que le
imprimen a la economía uno u otro rumbo: En el 2002, el 21,5% de la
población activa de la Argentina estaba desocupado, según los
resultados del relevamiento oficial difundido por el Instituto Nacional
de Estadísticas y Censos (Indec).No enfatizaré en este artículo mi
exhortación a la normalización de los sistemas de medición , sino que la
mirada estará centrada en la impronta que el gobierno a partir del 2003
le otorgó a la fuerza de trabajo.
El
sistema neoliberal estableció merced a las privatizaciones y al
corrimiento de la función tutelar del Estado un régimen acumulativo con
la consiguiente concentración económica. Los expulsados y excluidos del
sistema encontraron en Kirchner un motivo que superaba el análisis
macro-económico para centrarse en el eje de su quehacer político. La
pobreza y la indigencia no representaban un número en la tabla de
valores de Argentina, sino que era analizado en el contexto de la
hipótesis de sostenimiento internacional. En el discurso ante las
Naciones Unidas en la Cumbre Mundial contra el Hambre y la Pobreza, el
mandatario argentino señaló:” “Quienes tienen desarrollo debieran
promoverlo allí donde están las economías menos desarrolladas y más
inequitativas para preservación de sus propios intereses, si quieren
lograr un mundo más seguro. La pobreza no es sólo negativa desde el
punto de vista moral o de filosofía política, lo es también desde una
visión puramente económica.”(29/9/2004)
Esta
mirada sostenida del modelo económico permitió la acumulación de
reservas, el crecimiento del mercado interno toda vez que se generaban
nuevos puestos de trabajo y se fortalecían las paritarias.
Finalmente,
si de miradas se trata, la resolución 125 nos puso nuevamente a coronar
uno u otro modelo, pero también día tras día surgen nuevas alternativas
que nos obligan a escoger qué modelo de país pretendemos.
Sin
ir más lejos, el llamado a sosiego del poder sindical del
aerotransporte, es una toma de conciencia sobre el gerenciamiento de lo
propio, para no resultar ser el bastión de unos pocos y prenda de
extorsión y chicanas.
*Columnista Especializada en “ American Economic Review “(AER),”The Economist”,” “laeconomiasegunlanovena.blogspot.com”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario